En defensa de la actividad sindical y de la UGT
El progreso social no es posible ni comprensible sin los sindicatos. Prácticamente ninguno de los derechos sociales más básicos de los que hoy disfrutamos en España y en los países de nuestro entorno, y que nos parecen tan naturales como si siempre hubieran existido, hace poco más de medio siglo en realidad no habían aparecido. Su nacimiento como tales se debe esencialmente al esfuerzo continuado y tenaz de las organizaciones sindicales. Desde las pensiones de jubilación al finalizar la vida laboral, la protección frente a la invalidez o el desempleo, hasta la masiva extensión de la asistencia sanitaria, entre otras muchas, son conquistas que hoy están profundamente enraizadas e incorporadas al acervo de derechos de toda la sociedad gracias a la incansable demanda durante décadas –en algún caso, más de un siglo- de las organizaciones sindicales.